Alrededor de 15.000 personas y más de 320 expositores visitaron la 42ª edición de la Feria Mundial Numismática, celebrada en el año 2013, en Berlín, este año el país invitado fue Francia. Se trataron temas de gran interés en el Foro Técnico Internacional realizándose interesantes discusiones acerca de las innovaciones técnicas en la acuñación y el futuro de la industria. También se celebró la gran subasta de Berlín, puesta en escena por Fritz Rudolf Künker con unas ventas totales de de más de 7,6 millones de euros, logrando un resultado récord, la pieza individual más valorada fue un medio de Imperial que fue subastada por 180.000 euros.
El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es un complejo que incluye un palacio real, una basílica, un panteón, una biblioteca y un monasterio. Se encuentra en la localidad de San Lorenzo de El Escorial, en la Comunidad de Madrid, España, y fue construido entre 1563 y 1584.
El palacio fue residencia de la Familia Real Española, la basílica es
lugar de sepultura de los reyes de España y el monasterio –fundado por monjes
de la Orden de San Jerónimo– está ocupado actualmente por frailes de la Orden
de San Agustín. Es una de las más singulares arquitecturas renacentistas de
España y de Europa. Situado en San Lorenzo de El Escorial, ocupa una superficie
de 33.327 m², sobre la ladera meridional del monte Abantos, a 1028 metros de
altitud, en la Sierra de Guadarrama. Está gestionado por Patrimonio Nacional.
Conocido también como Monasterio de San
Lorenzo El Real, o, sencillamente, El Escorial, fue ideado en la segunda mitad
del siglo XVI por el rey Felipe II y su arquitecto Juan Bautista de Toledo,
aunque posteriormente intervinieron Juan de Herrera, Juan de Minjares, Giovanni
Battista Castello El Bergamasco y Francisco de Mora. El rey concibió un gran
complejo multifuncional, monacal y palaciego que, plasmado por Juan Bautista de
Toledo según el paradigma de la Traza Universal, dio origen al estilo
herreriano. Fue considerado, desde finales del siglo XVI, la Octava Maravilla
del Mundo, tanto por su tamaño y complejidad funcional como por su enorme valor
simbólico. Su arquitectura marcó el paso del plateresco renacentista al
clasicismo desornamentado. Obra ingente, de gran monumentalidad, es también un
receptáculo de las demás artes.
El palacio de Charlottenburg (en alemán: Schloss Charlottenburg) se encuentra en la parte oeste de Charlottenburg, el barrio Charlottenberg-Wilmersdorf de Berlín. Pertenece a la institución de castillos prusianos y jardines de Berlín y Brandeburgo. El castillo fue levantado entre 1695 y 1699 por el arquitecto Johann Arnold Nering, por encargo de Sofía Carlota de Hannover, esposa del príncipe Federico III, Margrave elector de Brandeburgo (luego Federico I de Prusia). El edificio de estilo barroco se dio a conocer inicialmente con el nombre de Lietzenburgo.
El palacio de Charlottenburg (en alemán: Schloss Charlottenburg) se encuentra en la parte oeste de Charlottenburg, el barrio Charlottenberg-Wilmersdorf de Berlín. Pertenece a la institución de castillos prusianos y jardines de Berlín y Brandeburgo. El castillo fue levantado entre 1695 y 1699 por el arquitecto Johann Arnold Nering, por encargo de Sofía Carlota de Hannover, esposa del príncipe Federico III, Margrave elector de Brandeburgo (luego Federico I de Prusia). El edificio de estilo barroco se dio a conocer inicialmente con el nombre de Lietzenburgo.
Con la coronación en 1701, Sofía Carlota se convirtió en reina y y Federico en el rey Federico I de Prusia. Aunque el castillo en un principio fue construido como una casa de verano, el arquitecto Eosander de Göthe realizó una ampliación, convirtiéndolo en una casa digna de sus propietarios. Tras el fallecimiento de su esposa en 1705, Federico I, en honor a su esposa, le dio al castillo el nombre de Charlottenburg. De 1707 a 1712 se llevó a cabo otra ampliación que nos brindó la hermosa cúpula.
En la historia del castillo destaca sin duda la habitación de ámbar. Cuenta con un revestimiento de precioso ámbar, que más tarde se consideraría como la octava maravilla del mundo. Fue diseñada por el arquitecto y escultor Andreas Schlüter. La obra la llevó a cabo el especialista danés en piedra ámbar Gottfried Wolffram, que trabajaba al servicio del rey desde 1701. Sin embargo, en 1706 se traspasó el encargo a Ernst Schacht y Gottfried Turau porque el presupuesto de Wolffram se consideró demasiado elevado. Nunca se supo a qué habitación fue destinado el revestimiento de ámbar y la habitación nunca se completó en Charlottenburg. Se trasladó e instaló en el castillo de la ciudad de Berlín y finalmente en 1716 Federico Guillermo I se la regaló al zar ruso Pedro el Grande (Pedro I de Rusia). Tras la muerte de Federico I en 1713, su sucesor Federico Guillermo I descuidó bastante el edificio. Pero debido al sentido económico de su propietario, no lo dejó de lado por completo. Mantenía las instalaciones para tener una temperatura agradable en su interior, cuidaba los muebles y cuadros y tenía muy claro que el castillo le servía para intenciones representativas y actos oficiales.
En la historia del castillo destaca sin duda la habitación de ámbar. Cuenta con un revestimiento de precioso ámbar, que más tarde se consideraría como la octava maravilla del mundo. Fue diseñada por el arquitecto y escultor Andreas Schlüter. La obra la llevó a cabo el especialista danés en piedra ámbar Gottfried Wolffram, que trabajaba al servicio del rey desde 1701. Sin embargo, en 1706 se traspasó el encargo a Ernst Schacht y Gottfried Turau porque el presupuesto de Wolffram se consideró demasiado elevado. Nunca se supo a qué habitación fue destinado el revestimiento de ámbar y la habitación nunca se completó en Charlottenburg. Se trasladó e instaló en el castillo de la ciudad de Berlín y finalmente en 1716 Federico Guillermo I se la regaló al zar ruso Pedro el Grande (Pedro I de Rusia). Tras la muerte de Federico I en 1713, su sucesor Federico Guillermo I descuidó bastante el edificio. Pero debido al sentido económico de su propietario, no lo dejó de lado por completo. Mantenía las instalaciones para tener una temperatura agradable en su interior, cuidaba los muebles y cuadros y tenía muy claro que el castillo le servía para intenciones representativas y actos oficiales.