domingo, 12 de febrero de 2017

"Euros con sabor español" Cartera 2016, Región de Murcia


La Región de Murcia es una comunidad autónoma uniprovincial española, situada en el sudeste de la península ibérica, entre Andalucía (provincias de Granada y Almería) y la Comunidad Valenciana (provincia de Alicante), y entre la costa mediterránea y Castilla-La Mancha (provincia de Albacete). Su capital es la ciudad de Murcia, que es sede de los órganos institucionales regionales, con excepción de la Asamblea Regional, que tiene su sede en Cartagena, razón por la que es denominada como «capital legislativa» aunque esta denominación no aparece recogida en el estatuto de autonomía. La población total de la Región de Murcia es de 1.463.249 habitantes (2015), de los que algo menos de un tercio vive en la capital y la mitad en los municipios de Murcia, Cartagena y Lorca. Se trata de una comunidad relativamente pequeña al ser uniprovincial, pero solo "relativamente" ya que es la de España en superficie y la 10ª en población por delante de Aragón o Asturias. En su condición de provincia es la más poblada de las 50 que tiene el país. De su amplio patrimonio cabe destacar los 72 conjuntos rupestres pertenecientes al Arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica declarado Patrimonio de la Humanidad, al igual que el Consejo de Hombres Buenos de la Huerta de Murcia, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad como ejemplo de tribunal consuetudinario de regantes del Mediterráneo español.

La Región de Murcia se sitúa en el extremo oriental de las Cordilleras Béticas, viéndose influida climatológicamente por una orografía que la aísla de la influencia atlántica. Estas cordilleras se dividen a su vez de norte a sur en: la Cordillera Prebética: la más septentrional, donde destacan entre otras la Sierra del Carche. Subbética: Está constituida por numerosos cabalgamientos superpuestos entre sí o sobre los materiales del Prebético. El Macizo de Revolcadores, el de mayor altitud de la región con 2.015 metros, pertenece a este sistema y la Penibética: con tres complejos litológicos diferenciados de norte a sur (Nevado-Filabride, Alpujárride y Maláguide). Se encuentran muy fracturados, aunque existe un predominio de cabalgamientos y fallas inversas entre dichos complejos. Sierra Espuña es una de las serranías penibéticas fundamentales. Aproximadamente el 27% del territorio murciano corresponde a relieves montañosos, el 38% a depresiones intramontanas y valles corredores, y el 35% restante a llanuras y altiplanicies. Algunos de estos valles y llanuras son la depresión litoral del Campo de Cartagena-Mar Menor, algo más al interior se encuentra el valle del Guadalentín (también llamada depresión prelitoral murciana) que recorre buena parte de la geografía murciana en dirección SO-NE, las vegas del Segura que se disponen desde que dicho río entra en la región (siendo una de las más afamadas el denominado valle de Ricote), y otros valles interiores formados por afluentes del Segura como la cuenca de Mula.


A finales del siglo XV el Reino de Murcia perdió su carácter fronterizo al producirse la conquista de la zona oriental del Reino nazarí de Granada en 1488, en la que tropas murcianas participaron activamente. El fin de la frontera permitió un importante crecimiento económico y poblacional a lo largo de todo el siglo XVI. El siglo XVIII dio comienzo con la Guerra de Sucesión, en la que el reino de Murcia tuvo un importante papel en la victoria borbónica. No obstante, en su territorio se desarrollaron tres importantes batallas: la batalla del Huerto de las Bombas, el combate del Albujón y la batalla de Almansa. Durante esta centuria el reino vivió un auténtico siglo de oro con un importante incremento de la población (la ciudad de Murcia llegó a los 70.000 habitantes), se desarrolló la agricultura y la industria de la seda, se vivió un esplendor. Ya en pleno siglo XIX, tras la dura Guerra de Independencia que tuvo desastrosas consecuencias en la región, la reforma liberal de Javier de Burgos hizo desaparecer el Reino de Murcia en 1833 dando lugar a la provincia de Murcia y a gran parte de la provincia de Albacete. A partir de 1840 comenzó a desarrollarse la minería y su industria paralela, principalmente en las sierras costeras, lo que llevó a un importante despegue poblacional en la anteriormente poco poblada costa murciana (con inmgración procedente de Andalucía oriental) y a la aparición de movimientos obreros. A pesar del desarrollo de conflictos como la revolución cantonal durante la I República. Durante la Guerra Civil Española la Región Murciana se mantuvo fiel a la II República durante la práctica totalidad del conflicto, siendo Cartagena la sede de la marina republicana. Los sucesos bélicos de mayor importancia que tuvieron lugar en territorio murciano fueron la Batalla naval de Cabo de Palos en 1938 y la Sublevación de Cartagena en 1939. Durante el franquismo, tras los duros años de la posguerra y la autarquía se produjo una recuperación de la industria alimentaria, un repunte de la actividad minera, una importante inversión estatal en el polo industrial de Cartagena y el inicio del turismo (principalmente en La Manga), a pesar de lo cual mucha población emigraría a Cataluña y Europa en las décadas de los 50 y 60, procedentes sobre todo de las comarcas más interiores, tendencia que se detuvo a partir de los 70, a finales de cuya década llegaría el agua del Trasvase Tajo-Segura.


El diseño del escudo partió de su primera descripción oficial, que remitía al de la bandera y establecía lo siguiente: La bandera de la Región de Murcia es rectangular y contiene cuatro castillos almenados en oro, en el ángulo superior izquierdo distribuidos de dos en dos, y siete coronas reales en el ángulo inferior derecho, dispuestas en cuatro filas, con uno, tres, dos y un elementos, respectivamente, todo ello sobre fondo rojo carmesí o cartagena. El escudo tendrá los mismos símbolos y distribución que la bandera, con la corona real. La Región de Murcia tiene escudo propio, de acuerdo con lo que establece el Artículo 4.2 del Estatuto de Autonomía, cuya descripción en términos heráldicos es la siguiente: Escudo raso, de perfil español. Campo rojo o de gules. En el cantón diestro del Jefe, cuatro castillos en oro formados de dos en dos, a modo de cuadrado. En el cantón izquierdo de la punta, siete coronas de oro dispuestas en cuatro filas horizontales, de una, tres, dos y una, respectivamente. Sobre el Escudo, Corona Real, por ser Murcia antiguamente Reino.» Los castillos son cuatro debido a los cuatro señoríos en que el rey de Castilla Alfonso X dividió el reino, recién conquistado, y las coronas recuerdan las donaciones y honores reales a los habitantes murcianos por parte de los reyes Alfonso X, Pedro I y Felipe V, por su fidelidad.


El clima y las playas de la Región de Murcia, la hacen propensa al turismo denominado de sol y playa. La costa murciana, llamada Costa Cálida, tiene una longitud de 170 km, donde se alternan grandes playas de arena blanca con otras más pequeñas y calas con acantilados. Además, cuenta con el Mar Menor, una laguna litoral con múltiples posibilidades turísticas. Como separación entre este lago salado y el Mar Mediterráneo, se alza La Manga del Mar Menor. De las 192 playas clasificadas en la Región, 21 están calificadas con bandera azul y otras 19 poseen el sello Q de Calidad Turística otorgado por el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE), organismo dependiente de la Secretaría General de Turismo del Ministerio de Economía, lo que la convierte en la tercera comunidad autónoma con más playas certificadas con este título, siendo Cartagena, con 10, el municipio español con más playas que poseen esta calificación. Las posibilidades turísticas se complementan con un creciente interés por el turismo cultural y de ciudad, concentrado en los cuatro núcleos históricos principales: Caravaca de la Cruz, Cartagena, Lorca y Murcia. El Teatro Romano de Cartagena es el monumento y espacio museístico más visitado de la Región. El paisaje murciano es más variado de lo que pueda parecer, y ofrece una alta gama de actividades deportivas y de aventura como senderismo, espeleología, vuelos térmicos (ala delta, parapente), escalada, cicloturismo, paseos a caballo, descensos fluviales (ráfting, piraguas, kayaks), caza y pesca. La mayoría se concentran en Sierra Espuña, Valle de Ricote, Cieza y Calasparra y el nordeste de la Región. El turismo rural también se encuentra en auge, principalmente en los alrededores de Caravaca de la Cruz, Totana, Moratalla, Cieza, Cehegín, al igual que el turismo enológico, principalmente en Jumilla, pero también en Bullas y Yecla.


Excelentes vegetales de la huerta, buena oferta de carnes y los preciados tesoros del mar, asimilando productos que dejaron los pueblos que durante siglos aquí se instalaron. Los romanos nos mostraron la forma de hacer conservas y salazones de pescado, los árabes, entre otros mil productos, nos aportaron el arroz, su cultivo y su forma de cocinarlo, y las especias, condimentos y plantas aromáticas. Fuera de las fértiles vegas, se daban el trigo, el olivo y la vid, que es tanto como decir pan, aceite y vino: las tres columnas principales de la dieta mediterránea. En la costa, decir, por ejemplo, caldero es invocar arroz, pescado (mújol, rape, mero), cocinados en perola de hierro, presencia de pimiento de bola y ali-oli. Hay que contar con los pescados hechos a la sal, en el horno. Huevas de mújol, mojama de atún, langostinos del Mar Menor. En la misma aventura no podemos prescindir del pastel de cierva, relleno con huevo y carne. Si nos gusta el pescado y estamos en Águilas, hay que pedir moraga de sardinas, o el arroz que aquí se hace a la piedra. Si reclamamos la cocina de la Huerta de Murcia, arroz y habichuelas, olla gitana, cocido de pava con pelotas, michirones, guisos de pollo o conejo. La huerta nos impresiona de nuevo en las ensaladas y en las mil combinaciones que permitan las verduras de la tierra. El cerdo ha sido básico en la economía de la huerta y su aprovechamiento absoluto. A la brasa o a la plancha, sin olvidar una apetitosa gama de embutidos (morcón, longanizas, morcillas...). Para los días nublados y lluviosos, las migas ruleras, hechas a base de harina con aceite, agua, sal y paciencia. Gazpacho jumillano, gazpacho de Yecla, perdices escabechadas o arroz con conejo. Si es el tiempo, en Calasparra, arroz con caracoles. En el Valle de Ricote, tiernos corderos asados al horno moruno. Excelentes y cada vez más pujantes quesos de cabra, frescos y curados, al vino, al pimentón... Dulces de fruta que han constituido una activa industria... Excelentes mermeladas, conservas confitadas. Y mieles en las que se advierten los más delicados aromas de estos campos. Y especias y condimentos que merecerían, como los dulces y la pastelería (tocinos de cielo, mazapanes, yemas de Caravaca, almendrados), un capítulo aparte. 

La provincia de Murcia tiene tres Denominaciones de Origen: Jumilla, Yecla y Bullas. La uva monastrell es la reina y los vinos tintos son de calidad muy superior a los blancos y rosados. La Denominación de Origen garantiza la procedencia y calidad del vino, encargándose del correcto desarrollo de su proceso los llamados Consejos Reguladores. Para ello, realizan análisis desde el momento de la plantación de la uva, hasta su embotellado y venta, en los que se comprueba que ninguno ha perdido las características que le hacen poseedor de la denominación. Consejo Regulador de la D.O. "Jumilla". La redacción definitiva de su reglamento se elaboró en 1986; el vino puede ser blanco, rosado o tinto, y se cultiva en 49.000 hectáreas. La denominación de origen cubre diez tipos de vinos: cuatro tintos, dos rosados, dos claretes, blanco y dulce natural. Su zona de producción comprende los municipios de Jumilla y otros seis, en el sudeste de la provincia de Albacete. Su variedad principal es Monastrell, cultivada en un 90% del viñedo, y dentro de las autorizadas encontramos la Merseguera, Airén y Pedro Ximénez (blancas), y Monastrell, Garnacha tintorera y Sensible (tintas). Consejo Regulador de la D.O. "Yecla". El reglamento de su denominación de origen es de 1975, y su zona de producción se encuentra únicamente en el municipio de Yecla, al Norte de la Región. Cubre hasta siete tipos de vinos diferentes: tres tintos, dos claretes, rosado y blanco. Su variedad principal es la Monastrell, y dentro de las autorizadas están la Merseguera y Verdil como blancas, y las Monastrell y Garnacha como tintas. Consejo Regulador de la D.O. "Bullas". El reglamento de su denominación de origen es de 1996, y su zona de producción comprende varios municipios de la comarca de Bullas. Cubre vinos blancos, rosados y tintos. Las variedades autorizadas son: Airén y Macabeo dentro de las blancas, y Monastrell y Tempranillo en las tintas.