CASTILLA LA MANCHA
Castilla-La
Mancha es una comunidad autónoma de España, de acuerdo con su Estatuto de
Autonomía y la Constitución Española. Está formada por los 919 municipios que
integran las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo.
Albacete es su ciudad más grande y más poblada. Su capital es la ciudad de
Toledo, sede de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, máximo órgano
del autogobierno de la Comunidad, siendo la ciudad de Albacete la que alberga
el máximo órgano judicial, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La
Mancha, se encuentra situada en el corazón de la península ibérica, ocupando la
mayor parte de la submeseta sur; limitando al norte con Castilla y León y la
Comunidad de Madrid, al oeste con Extremadura, al este con Aragón y la
Comunidad Valenciana, y al sur con la Región de Murcia y Andalucía.
La
Comunidad es la tercera autonomía más extensa de España, con una superficie de
79.409 km², que representa el 13,6 % del total peninsular, contando con una
población de 2.078.611 habitantes (11,00 % extranjeros), habiendo experimentado
un importante aumento en el número de extranjeros y de habitantes durante los
últimos años. La esperanza de vida alcanzó de media los 82,74 años, siendo una
de las más altas de España.En el plano
geográfico, dentro de la Comunidad se diferencian claramente dos tipos de
paisajes: la llanura y la montaña. Las zonas montañosas más importantes de
Castilla-La Mancha bordean en parte los límites de la comunidad, y son el
Sistema Central, que comprende las sierras de Ayllón, Pela y Alto Rey en el
norte de Guadalajara, y la sierra de San Vicente en la provincia de Toledo; el
Sistema Ibérico, que cubre parte de las provincias de Cuenca y Guadalajara; las
sierras de Alcaraz y del Segura en Albacete; las estribaciones de Sierra
Morena, que penetran en Ciudad Real (Sierra Madrona), y los Montes de Toledo,
que se extienden entre las provincias de Ciudad Real y Toledo.
La llanura
domina el resto del territorio, ya que casi el 80% de la superficie autonómica
no supera los 1000 m de altitud. A la gran llanura de La Mancha, una gran
comarca natural que se extiende por buena parte de las provincias de Ciudad
Real, Albacete, Toledo y Cuenca, se suma La Alcarria, que abarca parte de las
provincias de Guadalajara y Cuenca y que tiene una altitud en torno a los 1000
msnm. Los principales ríos que recorren la Comunidad son el Tajo y el Guadiana
que desembocan en el Atlántico, y el Júcar y el Segura, que lo hacen en el mar
Mediterráneo.
El escudo de
Castilla-La Mancha aparece regulado en la Ley 1/1983, de 30 de junio, sobre el
Escudo de la Región de Castilla-La Mancha. Esta norma ha sido desarrolla por el
Decreto 132/1983, de 5 de julio, por el que se hace público el modelo oficial
del Escudo y por el Decreto 115/1985, de 12 de noviembre que complementa el
Decreto 132/1983, de 5 de julio. El escudo de la Junta de Comunidades de
Castilla-La Mancha es partido. En el primer cuartel, en campo de gules un
castillo de oro almenado, aclarado de azur y mazonado de sable. El segundo
cuartel, campo de argento plata. Al timbre, corona real cerrada, que es un
círculo de oro engastado de piedras preciosas, compuesto de ocho florones, de
hojas de acanto, visibles cinco, interpolado de perlas y de cuyas hojas salen
sendas diademas sumadas de perlas, que convergen en un mundo de azur o azul,
con el semimeridiano y el ecuador de oro sumado de cruz de oro. La corona
forrada de gules o rojo. El escudo de Castilla-La Mancha tiene su origen en la
Bandera diseñada por Ramón José Maldonado y Cocat, aprobada oficialmente en
1980.
Esta
Comunidad Autónoma se toma muy en serio la protección del medio ambiente, en
especial con la adecuada gestión de los recursos hídricos, y es referencia
nacional en los procedimientos de declaración y gestión de espacios naturales
protegidos. Aquí cualquier época del año es buena para disfrutar del turismo
rural. Rodeada de naturaleza, de un rico patrimonio histórico-artístico, de
tradiciones ancestrales y de una deliciosa gastronomía, la red de alojamientos
rurales ofrece al visitante lo mejor de esta tierra: la hospitalidad de sus
gentes. Con la calidad como principio obligado, las casas rurales de
Castilla-La Mancha y sus hoteles ubicados en el entorno rural, son lugares
ideales donde descansar, disfrutar de la naturaleza y desconectar del ajetreo y
estrés del día a día. Los alojamientos rurales abren sus
puertas con trato familiar y cálido, ofreciendo al viajero descanso y confort.
Dotados de todas las comodidades, muchos de ellos posibilitan además
actividades en el entorno natural cercano: rutas a caballo, senderismo,
cicloturismo, avistamiento de aves, piragüismo, rappel y todo tipo de
actividades relacionadas con el Turismo Activo, regidas por profesionales
experimentados. Actividades respetuosas con el medio natural, ideales como
complemento a una estancia inolvidable en lugares llenos de encanto. Una forma
distinta de disfrutar del placer del viaje en un lugar para repetir.
La gastronomía
de Castilla-La Mancha abarca las costumbres culinarias, tradiciones y platos
que comprenden lo que hoy en día se conoce como Castilla-La Mancha. Se trata de
una cocina austera y sencilla, de origen humilde y pastoril, conocida
internacionalmente debido a que algunos de sus platos aparecen en la divulgada
obra Don Quijote de La Mancha. Se distingue de la cocina castellano-leonesa en
las influencias de la cocina andaluza vecina geográficamente y de la cocina
andalusí históricamente. Se emplean frecuentemente diversas hortalizas,
incluyendo algunos de los platos más típicos una variedad de ellas: pisto
manchego, pipirrana, asadillo de la Mancha, etcétera. En el terreno de las
hortalizas son muy conocidas las berenjenas de Almagro, producto con
denominación de origen, así como las cebollas de Recas, también con
denominación de origen, que se producen en el pueblo toledano del mismo nombre.
Entre los platos con verduras están el hartatunos (pimientos cocidos con pan,
luego tostado) y las migas ruleras. Un ingrediente muy típico en la cocina
castellanomanchega es el ajo, que participa en muchos de los platos
tradicionales. Los platos de carne son abundantes y suelen ser de oveja, cabra
y en menor medida vaca. Los platos más importantes son las carcamusas (típicas
de Toledo), la chanfarina, el cordero asado, el cochifrito, la gallina en
pepitoria, el salpicón, el paturrillo, los zarajos, etcétera. En el terreno de
la caza es posible ver codornices en escabeche, el conejo al ajillo, el
morteruelo, la liebre a la cazadora, la caldereta manchega, el tojunto (‘todo
junto’), etcétera.
La Mancha es
una denominación de origen de vinos procedentes de una gran zona vinícola que
ocupa gran parte de las provincias de Toledo, Albacete, Cuenca y Ciudad Real,
en la comunidad autónoma española de Castilla-La Mancha. Regada por los ríos
Guadiana, Tajo y Júcar constituye el viñedo más grande del mundo con unas
400.000 hectáreas de viña, de las que alrededor de 170.000 están acogidas a la
D.O. La Mancha, lo que también la convierte en la denominación de origen con
más viñedo inscrito de toda España, por lo que se la conoce como "La
Bodega de Europa". En total incluye 182 municipios y más de 250 bodegas,
muchas de ellas de unas dimensiones colosales. El origen probado del vino de La
Mancha data del siglo XII en plena Reconquista, aunque no falta quien afirma
que se remonta a la época romana. Durante los siglos XVI y XVII los vinos de
esta región abastecieron a la corte por su cercanía a Madrid y las menciones al
vino manchego en el libro más universal escrito en lengua castellana, Don
Quijote de La Mancha son frecuentes.
CASTILLA Y LEÓN
Castilla y
León es una comunidad autónoma española, referida como «comunidad histórica» y
«cultural» en su Estatuto de Autonomía. Se constituyó formalmente en 1979 y
adquirió su estatus plenamente efectivo en 1983. Su territorio se sitúa en la
parte norte de la meseta de la península ibérica y se corresponde
mayoritariamente con la parte española de la cuenca hidrográfica del Duero.
Está compuesta por nueve provincias: Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca,
Segovia, Soria, Valladolid y Zamora. Es la comunidad autónoma más extensa de
España, con una superficie de 94.226 km², y la sexta más poblada, con 2.519.875
habitantes. Ya desde el inicio del debate federalista en España en el siglo XIX
durante la Primera República Española hubo proyectos de autonomía para una
región castellano-leonesa, aunque incluyendo también a las actuales Cantabria y
La Rioja. Mismo proyecto que siguió existiendo durante la Segunda República y
que finalmente se llevó a cabo tras la Constitución española de 1978, aunque
sin Cantabria y La Rioja que, aunque se consideró incluirlas, finalmente
formaron autonomías uniprovinciales.
Castilla y
León es una comunidad autónoma sin salida al mar que se encuentra situada en el
cuadrante noroccidental de la península ibérica. Su territorio limita al norte
con las comunidades uniprovinciales del Principado de Asturias y Cantabria
además de con el País Vasco (Vizcaya y Álava); al este con la comunidad
uniprovincial de La Rioja y con Aragón (provincia de Zaragoza), al sur con la
Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha (provincias de Toledo y Guadalajara) y
Extremadura (provincia de Cáceres) y al oeste con Galicia (provincias de Lugo y
Orense) y Portugal. La morfología de Castilla y León está formada, en su mayor
parte, por la Meseta y un cinturón de relieves montañosos. La Meseta es una
altiplanicie, que tiene una altitud media cercana a los 800 m, está cubierta
por materiales arcillosos depositados que han dado lugar a un paisaje seco y
árido.
En Castilla y
León se encuentra más del 60 % de todo el patrimonio arquitectónico, artístico,
cultural, etc., existente en España. Lo que se traduce en: bienes Patrimonio de
la Humanidad, casi 1800 Bienes de Interés Cultural clasificados, 112 conjuntos
históricos, 400 museos, más de 500 castillos, de los cuales 16 son considerados
de alto valor histórico, 12 catedrales, 1 concatedral, y la mayor concentración
de arte románico del mundo. Con 8 bienes culturales Patrimonio de la Humanidad,
Castilla y León es la región del mundo con más bienes culturales distinguidos
con la máxima figura de protección que otorga la Unesco, por delante de las
regiones italianas de la Toscana y de la Lombardía, ambas con 6 bienes. Asimismo,
los Montes de Valsaín y las Sierras de Béjar y Francia, en el Sistema Central,
los valles de Laciana, Omaña y Luna y los Picos de Europa y Los Ancares, en la
Cordillera Cantábrica, y la Meseta Ibérica, en la zona fronteriza con Portugal,
han sido declarados reserva de la biosfera por la Unesco y está fuertemente
relacionada con dos de los registros del Programa Memoria del Mundo de la
Unesco como son los Decreta de las Cortes de León de 1188 y el Tratado de
Tordesillas.
El escudo de
Castilla y León es el símbolo heráldico representativo de la comunidad autónoma
de Castilla y León, España. Su origen se remonta a la Corona de Castilla, reino
medieval de la península ibérica. Su diseño actual se define en el artículo
quinto del Estatuto de Autonomía (Ley Orgánica 4/1983), aprobado en 1983. Es un
escudo timbrado por corona real abierta, cuartelado en cruz o contracuartelado.
El primer y cuarto cuarteles: sobre campo de gules, un castillo de oro almenado
de tres almenas, mamposteado de sable y clarado de azur. El segundo y tercer
cuarteles: sobre campo de plata, un león rampante de púrpura, linguado y armado
de gules, y coronado de oro. El escudo actual de Castilla y León es el mismo
que llevaba como armas el soberano Fernando III el Santo, el cual en 1230
heredó de su padre el Reino de León, quedando unidas los reinos de Castilla y
de León, bajo una misma corona. Primer desembarco de Cristóbal Colón en América
1862 por Dióscoro Puebla, donde
aparece la bandera, de la por aquel entonces Corona de Castilla. Es de señalar
que este escudo y su bandera fueron las que enarbolaban las carabelas que
descubrieron el Nuevo Mundo, ya que de la Corona de Castilla salieron los
hombres que se embarcaron en tal empresa.
A lo largo de
la década de 1990, la afluencia turística a Castilla y León creció, propiciada
sobre todo por el valor histórico y cultural de sus ciudades y también por el
atractivo natural y paisajístico de sus distintas comarcas. En 2001, Castilla y
León recibió unos 315.000 visitantes, 42.000 de los cuales eran extranjeros.
Las ciudades patrimonio de la humanidad: Ávila, Salamanca y Segovia; el camino
de Santiago que pasa por las provincias de Burgos, Palencia y León, y la villa
ducal de Lerma, son los grandes puntales del turismo cultural en Castilla y León.
En cuanto al turismo relacionado la práctica de deportes de invierno caben
destacar varias estaciones de esquí, como las de La Covatilla en la Sierra de
Béjar, San Isidro y Leitariegos en León o La Pinilla en Segovia. Otro atractivo
cada vez más en auge es el turismo rural, en un gran número pueblos de la
comunidad se están poniendo en valor casas rurales acomodándolas para un tipo
de turismo alternativo al de «sol y playa». Suelen estar cerca de espacios
naturales o zonas de alto valor patrimonial o ecológico.
La
gastronomía castellana y la leonesa tiene su base en los cocidos y los asados,
además de un gran surtido de dulces. Destacan los asados de cordero, y de
cochinillo, la caldereta de cordero, la morcilla (morcilla de León, Burgos,
Palencia o Valladolid), las legumbres (alubia de Saldaña, judías de El Barco de
Ávila, judiones de La Granja, lentejas de la Armuña, garbanzos de Fuentesaúco,
etcétera) y las humildes y excelentes sopas de ajo. También destacan el cerdo y
los embutidos, presentes en toda Castilla y León, pero que alcanzan su cumbre
en Salamanca con el jamón de Guijuelo y en Segovia con el chorizo de Cantimpalos,
etcétera o en León con la cecina de León o el botillo del Bierzo. El hornazo de
Salamanca y Ávila. Los quesos son excelentes, como el leonés de Valdeón o el
palentino del Cerrato. No deben olvidarse los distintos tipos de empanadas. Los
españoles suelen acompañar todas las comidas con pan, por eso nunca se
considerarán completas si falta este ingrediente. Compañeros ideales del pan
son los sencillos estofados de legumbres y verduras, que antaño se comían casi
a diario. La sopa de ajo que tradicionalmente era una comida de campesinos a
base de ajo, huevo y pan, aparece hoy en los menús de todos los restaurantes.
Ingredientes fundamentales en la cocina castellana y en la leonesa son la
manteca de cerdo, el aceite de oliva, el ajo, la almendra, el azafrán, el
chorizo, los cocidos, los garbanzos, el pimentón, los pimientos picantes o
guindillas, y el queso.
No podía
faltar una amplia selección de vinos: los tintos, rosados, claretes, blancos y
espumosos son protagonistas indiscutibles en la buena mesa leonesa y
castellana. No es de extrañar por tanto la cantidad y calidad de las distintas
Denominaciones de Origen en esta comunidad, como la Toro, Cigales, Cebreros,
Bierzo, Tierra de León, Arribes D.O. de Ribera del Duero, Rueda etcétera. Los
postres de la regiones leonesa y castellana ofrecen una variedad notable,
mantecadas de Astorga o de Arcos de Jalón, la empiñonada de Aranda de Duero,
las nueces con nata salmantinas, el rebojo zamorano, los suspiros de monja de
Cuéllar, los pestiños castellanos, el arroz con leche, el flan de Castilla,
hojuelas, marañuelas leonesas, membrillo de Castilla, natillas de Zamora,
rosquillas, torrijas de pan, yemas de Santa Teresa y pastas de San Juan de la
Cruz abulenses.