- MADRID
La Comunidad
de Madrid es una comunidad autónoma de España situada en el centro de la
península ibérica y, dentro de esta, en el centro de la Meseta Central. Limita
con las provincias de Guadalajara, Cuenca, Toledo, Ávila y
Segovia. La Comunidad de Madrid es uniprovincial, por lo que
no existe Diputación. Su capital, Madrid, es también la capital de España. Su
población es de 6.448.270 habitantes (INE 2013), la cual se concentra en el
área metropolitana. Esta comunidad, que forma parte de la región histórica de
Castilla (reconocida además como castellana oficialmente en sus estatutos de
autonomía), posee una posición central en la red de medios de transportes de España. Asimismo, cuenta con un rico patrimonio artístico y natural, con tres bienes
Patrimonio de la Humanidad: el Monasterio y Sitio de El Escorial, la
Universidad y casco histórico de Alcalá de Henares, y finalmente, el Paisaje
cultural de Aranjuez.
La comunidad
autónoma tiene una superficie de 8.021,80 km². Sus límites describen un
triángulo equilátero aproximado, en el que su base está en la linde con la
provincia de Toledo, al sur, y su vértice superior en el puerto de Somosierra,
al norte. El término municipal de Aranjuez rompe esta forma triangular, a modo
de apéndice que se adentra en la provincia de Toledo. Fuera de ese triángulo,
rodeada por las provincias de Ávila y Segovia, se encuentra la Dehesa de la
Cepeda, que pertenece al municipio madrileño de Santa María de la Alameda. La
región está situada en el centro de la Meseta Central, en la parte
septentrional de la Submeseta Sur, entre el Sistema Central (al norte y
noroeste) y el río Tajo (al sur y sureste). Limita al norte y al oeste con
Castilla y León (provincias de Segovia y Ávila) y al este y al sur con
Castilla-La Mancha (provincias de Toledo, Guadalajara y Cuenca). Pico de La
Maliciosa (2.227 m), uno de los más importantes de la región. La comunidad de
Madrid tiene una altitud que varía entre los 430 msnm en el último tramo del
Río Alberche en término municipal de Villa del Prado y los 2.428 metros en el
pico de Peñalara. El relieve de la Comunidad de Madrid está definido por dos
grandes unidades: la sierra y la llanura del río Tajo.
La
conformación de la actual comunidad autónoma vino precedida de un intenso
debate político, en el contexto preautonómico de finales de los años 1970. En
un principio, se planteó la posibilidad de que la provincia formara parte de la
comunidad de Castilla-La Mancha, si bien con un estatuto especial, dadas sus
especiales condiciones al albergar la capitalidad del Estado. En el año 1981,
se resolvió finalmente su desvinculación de esta región, heredera de la antigua
Castilla la Nueva, a la que Madrid pertenecía desde el siglo XIX; y, en 1983,
se constituyó la actual comunidad autónoma, aun así, conservando su castellanidad
como rasgo esencial, reconocida de manera oficial en sus estatutos de
autonomía. La Villa de Madrid fue elegida entonces capital de la comunidad, si
bien han surgido diferentes iniciativas para que otras ciudades alberguen la
capitalidad. Es el caso de Alcalá de Henares, que presentó oficialmente su
candidatura en los primeros años 1980 y, más recientemente, de Getafe, que en
2006 anunció su aspiración de arrebatarle el título de capital a la Villa de
Madrid.
Los dos
castillos representan la vinculación de Madrid con las dos Castillas y su
posición en medio de ellas. Las siete estrellas están tomadas del escudo de la
ciudad de Madrid y hacen referencia a la constelación de la Osa Mayor. Primera
unidad de relieve. Los castillos
de oro sobre gules del escudo escogen, recogen también, el más característico
símbolo castellano. Las dos comunidades limítrofes los lucen como emblemas. El
hecho de estar pareados simboliza la pretensión de la Comunidad de Madrid de
ser lazo entre las dos Castillas, fundiendo el símbolo fundamental de una y
otra, al tiempo que viene a proyectar su propia complexión extensiva hasta los
límites precisos de las cinco provincias que la abrazan: Toledo, Guadalajara y
Cuenca, pertenecientes a Castilla-La Mancha; Segovia y Ávila, integrantes de
Castilla-León. La Diputación provincial, órgano de gobierno de la región previo
a la creación de la Comunidad de Madrid dispuso de un escudo cuartelado, típico
de las Diputaciones provinciales, cuyos cuarteles se constituían de los
blasones de los municipios capitales de los partidos judiciales en los que las
provincias se dividen. La provincia de Madrid tuvo dos escudos de este tipo, el
primero, otorgado en 1872, se componía de los escudos municipales de Alcalá de
Henares, Navalcarnero, San Lorenzo de El Escorial, Colmenar Viejo, Chinchón,
San Martín de Valdeiglesias, Getafe, Torrelaguna y el antiguo escudo de Madrid.
Tras el reajuste de partidos judiciales a mediados del siglo XX, el escudo pasó
a componerse de cuarteles con los escudos de Alcalá de Henares, Navalcarnero,
San Lorenzo de El Escorial, Colmenar Viejo, Aranjuez y el escudo simple y
actual de Madrid. Este escudo estuvo vigente hasta el fin de la Diputación
provincial, en 1983.
En los
últimos años el sector turístico está experimentando diversos cambios. El
turismo rural es la alternativa perfecta a las opciones turísticas que la
ciudad nos ofrece: el contacto directo con el medio natural, la belleza
paisajística de sus parajes, el clima de relajación o la amplitud de recursos. En
los más de 8.000 km2 de territorio regional se encuentran multitud de paisajes
naturales y rurales que integran en muchos casos elementos o conjuntos
patrimoniales muy destacados. La visita y el contacto directo con castillos,
parques naturales, ermitas, pantanos, sendas, puentes, iglesias o cañadas
ofrecen variantes turísticas casi ilimitadas y aúnan el disfrute con el
aprendizaje de las formas de vida y mentalidad de las personas que habitaron o
habitan en estos lugares. Existen destinos y escapadas para invitar a los
madrileños y turistas a disfrutar de los Reales Sitios y Villas, visitar los
conjuntos históricos, monumentales y artísticos que rodean la capital, conocer
los yacimientos arqueológicos, reservas, parajes y espacios naturales. Recorrer
distintas rutas turísticas y sendas, disfrutar de la gastronomía y los vinos de
los pueblos de la región, conocer su arte, sus fiestas, su ocio y su cultura,
con la posibilidad de practicar deportes y actividades al aire libre. Pueblos y
municipios de la región idóneos para realizar una excursión, una escapada de
fin de semana o disfrutar de unas pequeñas vacaciones. ¡Sal y quédate en Madrid
!
La
gastronomía de Madrid posee las tradiciones culinarias propias de la población
inicial cuando Felipe II creó la capital, y posteriormente de los pueblos de su
propia provincia que fueron aportando sus viandas a la cocina propia de la
ciudad de Madrid. Es frecuente comprobar cómo el olor típico de la cocina
madrileña es el de la fritura en aceite vegetal: los churros, los calamares a la romana, la tortilla de patatas, los bocadillos
de calamares servidos en los bares, las patatas bravas, los chopitos, etcétera.
los bares y restaurantes despiden este olor por las calles a casi cualquier
hora del día. Muchos de los platos que poseen la denominación «a la madrileña»
son originarios de las tascas y tabernas madrileñas. Algunos de los platos y
costumbres culinarias más tradicionales tienen su origen en la emigración de
poblaciones procedentes de diversas partes de España, que tuvo su existencia a
comienzos de siglo XX. Los platos principales más populares en los bares y
tascas madrileños suelen proceder de otras regiones españolas, adoptando en
Madrid un carácter propio: Cocido madrileño: estofado de verduras y carne muy
popular, que aparece frecuentemente en el menú de los martes en los
restaurantes de la capital. Contiene garbanzos, carne (generalmente de vacuno),
hortalizas y embutidos. Suele servirse en tres vuelcos o platos: primero una
sopa hecha con el caldo; luego las legumbres y las hortalizas; y por último las
carnes y los embutidos. Callos a la madrileña: una variante de los callos,
probablemente introducida por los emigrantes asturianos llegados a la capital
durante el siglo XIX. Se elaboran con tripas de vacuno o cordero, pata y morro
de vaca, chorizo, morcilla, pimentón y otros aliños. Sopas de ajo: según
algunos autores es el tercer plato madrileño. Su receta existe en verso y fue
musicada en 1829 por José María Casares. Besugo a la madrileña: plato muy
tradicional elaborado con besugo al horno. Es típico de la culinaria navideña. Judías
a lo tío Lucas: plato contundente de judías remojadas y cocidas en aceite de
oliva y ajo. Ensalada San Isidro: se trata de una ensalada con hojas de
lechuga, aceitunas negras, huevo duro cortado en rebanadas y atún en lata.
Vinos de
Madrid es una denominación de origen (D.O.) establecida en 1990 y con sede en Madrid
(España). Certifica que éstos vinos han sido elaborados en la región de la
Comunidad de Madrid y que han pasado los controles de calidad
oportunos. El consejo encargado para establecer y vigilar estos controles de
calidad es el Consejo Regulador de la Denominación de Origen "Vinos de
Madrid". Asimismo, este Consejo es el encargado de la promoción de la
calidad de estos vinos. Tres son las subzonas vitivinícolas amparadas a la
Denominación de Origen "Vinos de Madrid"; la subzona "Arganda
del Rey", la subzona "Navalcarnero" y la subzona "San
Martín de Valdeiglesias". En total son más de 7.461,61 hectáreas de viñedo
pertenecientes a 54 municipios del sur de la Comunidad de Madrid, siendo la
subzona de "Arganda del Rey", situada en el sureste madrileño, la que
más municipios comprende y la de mayor producción. La mayoría de la producción
se centra en tintos jóvenes y rosados (subzona de Navalcarnero) y blancos, alguno
de estos excelente para crianza (especialmente los de la subzona de Arganda).
Existen, no obstante, tintos de Crianza, algún espumoso y los característicos sobre-madre.
- MELILLA
- MELILLA
Melilla (en
lenguas bereberes: Mřič, Mritch) es una ciudad autónoma española, situada en el
norte de África, a orillas del mar Mediterráneo, en el cabo de Tres Forcas. Es
parte de la región del Rif y limítrofe con Marruecos, concretamente con las
comunas de Farjana (al norte y el oeste) y Beni Ansar (al sur), ambas
pertenecientes a la provincia de Nador. También está incluida en la zona
geográfica natural de Guelaya. La ciudad y sus territorios se extienden sobre
12,5 km2 de superficie en la parte oriental del cabo de Tres Forcas. Alberga
una población de 84.509 y presenta diversas particularidades fruto de su
posición geográfica e historia, tanto en la composición de su población y sus
actividades económicas, como en su cultura (fruto de la ejemplar convivencia de
cristianos, musulmanes, judíos e hindúes). Dispone de una fortaleza construida entre los siglos XVI y XVIII, con almacenes, aljibes fosos, baluartes, fuertes,
cuevas, minas, capillas, una de ellas la única obra religiosa gótica de África
y hospitales, que es la más completa de esta orilla del Mediterráneo, aparte de
los fuertes exteriores, neo-medievales construido a finales del siglo XIX. El
patrimonio arquitectónico de Melilla está considerado, junto con el de
Barcelona y por encima del de Madrid y Valencia, como uno de los mejores
exponentes del estilo modernista español de principios del siglo XX.
Se sitúa al
noroeste del continente africano, junto al mar de Alborán y frente a las costas
de Granada y Almería. Se encuentra dispuesta en un amplio semicírculo en torno
a la playa y el puerto, en la cara oriental de la península de cabo de Tres
Forcas, a los pies del monte Gurugú y en la desembocadura del río de Oro, a 1
metro de altitud sobre el nivel del mar. El núcleo urbano originario era una
fortaleza construida sobre un montículo peninsular de unos 30 metros de altura. De
clima mediterráneo, templado y húmedo, con vientos de poniente y levante,
también ocasionalmente viento del Sáhara. Temperatura media anual 19 °C. Los
inviernos son suaves en torno a los 12,8 °C en enero, siendo los veranos muy cálidos
con una media en el mes de agosto de 25,2 °C. Las lluvias más intensas se
concentran en los meses de invierno y primavera, mientras que el verano es una
estación seca, registrándose 234 mm anuales de media. Las horas de sol anuales
son muy elevadas, unas 2.500 horas.
El nombre
original de la ciudad de Melilla en la época romana era Rusadir. El nombre de
Melilla tiene una etimología incierta. Probablemente tenga origen bereber. El
vocablo utilizado por los rifeños autóctonos de la zona es Mritch que viene de
la raíz etimológica tamazight "Tamlilt" que significa literalmente
"La Blanca", haciendo referencia a la piedra caliza de color blanco
sobre la que se asienta Melilla. Es muy probable que la arabización del Rif
asumiera este nombre "Tamlilt" y lo convirtiera en
"Mliliat" cambiando la fórmula femenina del tamazight de la
"t" inicial y final por la "ta marbuta" árabe
("t" final gráfica no fonética que hace que la palabra termine en un
sonido "a"). Una vez que los castellanoparlantes llegaron a
"Mlilia" es probable que cambiaran la arabización por un fonema más
castellano como lo es la "ll", terminando por vocalizar la unión
consonántica "ml" con una "e" de apoyo (inexistente en el
árabe también) con el fin de "desarabizar" el nombre de la ciudad que
ya era española. El resultado final de este proceso sería "Melilla". Otra
teoría, es que el nombre de Melilla proviene de Mellitus, ya que en la época
del Imperio Romano, la zona donde se sitúa la ciudad, era rica en miel y
trabajaban la apicultura. Reflejo de ésto es que aparecen plasmadas en monedas
de la época, abejas impresas en una de las caras de éstas.
El uso del
escudo de Melilla, consistente en las armas de la casa de Medina Sidonia, fue
concedido por Real Decreto de Alfonso XIII el 11 de marzo de 1913, y refrendado
por el Presidente del Consejo de Ministros, Álvaro de Figueroa, Conde de
Romanones. El escudo se basa en las armas del Ducado de Medina-Sidonia ya que
Juan Alonso Pérez de Guzmán, tercer duque de Medina-Sidonia, estuvo al frente
de la expedición que conquistó la ciudad. El blasón que define al escudo de la
ciudad de Melilla es el siguiente: Tiene Corona Ducal que señorea Guzmán el Bueno en
actitud de lanza un puñal desde el castillo de Tarifa. Lo sostienen las
columnas del estrecho de Hércules, con la inscripción "Non Plus
Ultra". Incluye, asimismo, armas sobre campo de azur, dos calderas
jaqueladas en oro y gules, gringoladas de siete serpientes en sinople, puestas
al palo, bordadura de las Armas Reales de Castilla y León, de nueve piezas de
gules, con castillos de oro, alternadas, con nueve piezas de plata con leones
de gules. También lleva divisa en su parte superior, detrás del castillo de
Tarifa, una cinta alada con la leyenda "Praefere Patriam Liberis Parentem
Decet" (Conviene anteponer la Patria a la familia), y al pie del Escudo,
pero fuera de él, un dragón en sinople.
Existe una
ciudad que reúne todo el misterio de África y la historia de España: una
pequeña gran ciudad con nombre propio que abre sus puertas al descubrimiento y
la diversión. La ciudad de Melilla es la ventana desde la que se miran dos
continentes. Un enclave en el Norte de África desde hace más de 500 años,
bañada por el mar Mediterráneo, en la que los viajeros a los que les gusta el
sabor de lo inédito encuentran unas vacaciones llenas de exotismo, de variedad
cultural y de actividades al aire libre. Desde el encanto de las murallas
centenarias de su Ciudadela, hasta la explosión colorista de su arquitectura
modernista con más de 900 edificios modernistas y "art decó", Melilla
ofrece a sus visitantes un sinfín de matices para que recorran sus calles. La
presencia del mar y los sabores de las cuatro culturas se muestran en una
exquisita gastronomía y en la variedad de las costumbres y expresiones
artísticas de la ciudad. Pocas personas conocen la cantidad de atractivos que
invitan a conocer la ciudad de Melilla. Desde auténticos tesoros que muestran
todo el esplendor de una ciudad que vivió la historia como nexo de unión de dos
continentes, hasta las playas de arena fina que unen Melilla con el mar
Mediterráneo. Uno de los mayores atractivos de Melilla, y sin duda el que más
invita a su descubrimiento, es el carácter de sus gentes. Aquí conviven
diferentes comunidades (cristianos, musulmanes, hebreos o hindúes) manteniendo
sus distintas identidades culturales, que llenan la ciudad de Melilla de
sorprendentes contrastes y enriquecen los paisajes y las calles de la ciudad.
En esta
ciudad autónoma del norte de África conviven desde hace siglos las cuatro
religiones más importantes del mundo. La presencia de Cristianos, Judíos,
Musulmanes e Hindúes conforma una gastronomía pródiga en matices que enriquecen
las excelentes materias primas (especialmente marisco) con las que cuenta la
zona. Las diferentes gastronomías que habitan en la zona llegan a su esplendor
en las fiestas que celebra cada religión. Hispanos y mediterráneos son el
Caldero de Pescado, que lleva rape, gallineta, rubio y gambas, la Cazuela de
Rape a la Rusadir, y el Pastel de Pescados entre los que nunca faltan el rape,
la aguja, gambas y cigalas. No podemos obviar tampoco el Choco con Garbanzos,
ligero cocido pesquero. La cocina Bereber nos ofrece los Pinchos Morunos de
Cordero, el típico Cuscús, que mezcla la carne de cordero troceada con
hortalizas y especias; y los intensos Fideos al Corinto. Las Samosas hindúes
son pequeñas y deliciosas empanadillas de forma triangular rellenas de una
pasta hecha con patatas, guisantes, cebolla, cilantro, comino y zumo de limón.
Las verduras al estilo Patiala, o la Raita de frutas y pepino son también
importantes abanderados de la gastronomía hindú. El pescado cocho de origen
hebreo, es un plato sabrosísimo elaborado con pescados de carnes recias (mero,
rape, corvina) que se cortan en dados. También es hebrea la Tortilla de Colores
y la suculenta Carne Encebollada. Existe un guiso llamado "De Las Cuatro
Comunidades", elaborado con galletas hebreas, pimientos y zanahorias
marroquíes, especies hindúes y lengua de ternera. Además de ser muy gustoso es
un emblema de la convivencia de estas culturas. El tapeo es otro de los signos
característicos de los melillenses, que gustan de tomar una cerveza o un vino
acompañado por frituras del sobresaliente pescado recogido en el estrecho.
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